viernes, 5 de junio de 2009

Vivir muriendo y morir viviendo

El ermitaño es una víctima consagrada a Dios, muriendo para el mundo y para sí mismo, ofreciendo su vida en holocausto y sacrificio,en el anonimato, en pobreza y castidad perfectas, en oración, soledad, silencio y penitencia tratando de reparar por los pecados propios y del prójimo. Viviendo sólo de amor para el Amor.