viernes, 26 de febrero de 2010

LA VOZ MÁS BELLA.

<< He aquí que yo conduciré al justo a la soledad, allí le daré el mejor alimento y hablaré a su corazón>>, había dicho el Señor por boca del profeta. Y verdaderamente la soledad ha sido siempre la aspiración de los Santos, aun de aquellos que la Providencia ha destinado para vivir en el tumulto de las ocupaciones mundanas, en medio de las agitaciones del siglo.
Estos, cuando han tenido apenas un día disponible, se han refugiado en la soledad, y cuando, aun después de brevísima permanencia han salido de ella, han llevado consigo su perfume y un nostálgico anhelo que ha resonado cual resignado sollozo en sus escritos y en sus palabras.
Y es que en la soledad el alma entra dentro de sí misma, se purifica mediante el desasimiento, y el silencio la capacita para oír la voz más bella, cual es la de Dios.